miércoles, 25 de febrero de 2009

El día del juicio


«El día del juicio» —titulaba The Washington Post— «Obama esboza el camino para para recuperar la economía e impulsar la educación, la energía y la sanidad». El presidente de EE UU, Barack Obama, presentó esta pasada madrugada ante el Congreso norteamericano su proyecto de cambio, su plan para salvar al país del caos económico en el que se encuentra. «En su primer esperado discurso ante el Congreso desde que tomase posesión de su cargo, Obama ha apelado al optimismo para superar la peor crisis económica sufrida en décadas», reseñaba El País. Lo optimista de su mensaje ha sido el principal contenido de una intervención nuevamente histórica. Como relata The Washington Post «mientras describía claramente un país asaltado por cambios históricos en la economía y continuas amenazas externas, Obama explicó que la solución radicaba en enfrentarse —no ignorar— a esos problemas».

Mientras nuestra economía podría estar debilitada y rota nuestra confianza, ahora que vivimos dificultades y un tiempo incierto, yo quiero que todos los americanos lo sepan: nos levantaremos, nos recuperaremos y Estados Unidos de América emergerá aún más fuerte que antes.
Esta misma semana comenzará la reforma del sistema sanitario, dado que plan de estímulo aprobado por el Congreso incluirá fondos para la investigación en la lucha contra el cáncer y un plan de digitalización de datos. Del mismo modo, su programa económico permitirá crear puestos de trabajo, que los bancos vuelvan a otorgar préstamos y que se invierta en áreas como las energías renovables. Tales esfuerzos para transmitir optimismo a la vez de gestionar un país con polvo y telarañas tras ocho años de adminsitración Bush han obtenido sus frutos en una ciudadanía volcada con su nuevo mandatario. «Un 77% de los estadounidenses según una encuesta publicada ayer por The New York Times y la cadena CBS, se muestra optimista sobre el rumbo de los próximos cuatro años», detallaba El País en la edición impresa de hoy. A su vez, una encuesta de The Washington Post y la cadena ABC estima que el 58% de los estadounidenses confía en que la reciente ley de estímulo económico servirá para resolver los problemas actuales.

martes, 24 de febrero de 2009

La foto de un nuevo amor

La reunión en sí no llegó a ser gran cosa. La foto, por su parte, abre una nueva etapa. El ministro de exteriores español y su homóloga estadounidense han afianzado un nuevo rumbo en las relaciones entre sus correspondientes países y han establecido algunos acuerdos para la colaboración del reparto de presos de Guantánamo por Europa. La próxima 'gran foto' será el próximo 2 de abril cuando Zapatero y Obama coincidan en la cumbre del 'G-20+Spain' en Londres.
A pesar de su importancia para España, ni The New York Times ni The Washigton Post han informado de esta noticia en sus páginas web.

martes, 17 de febrero de 2009

Gira diplomática por Asia

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, está de gira diplomática por Asia. Ayer inició una visita a Japón que durará hasta mañana. En su primer acto de relevancia como responsable de la diplomacia estadounidense advirtió a Corea del Norte que EE UU no cesará en sus esfuerzos para que la isla desmantele su programa nuclear. «la posibilidad del lanzamiento de un misil del que Corea del Norte está hablando sería de muy poca ayuda para que las negociaciones (de desnuclearización) sigan adelante», transcribía El Mundo de palabras de Clinton.
Durante la jornada de ayer, Hillary Clinton se reunió con varios líderes japoneses para tratar temas de "dimensión global", que van más allá de lo bilateral, como el cambio climático, las energías limpias y la crisis económica. «La elección de Asia como primer destino lanza un claro mensaje de la importancia que la Administración de Barack Obama concede a la región, especialmente en estos momentos, para trabajar en la resolución de "problemas que", según dijo Clinton, "ninguna nación -incluida la nuestra- puede resolver sola"», afirmaba El País. Además, la visita al país nipón fue aprovechada por la secretaria de Estado para firmar con el ministro de Exteriores, Hirofumi Nakasone, un acuerdo por el que se recolocarán 8.000 marines estadounidenses, actualmente en la isla japonesa de Okinawa, al territorio estadounidense de Guam. «Este primer viaje de Clinton a Asia muestra la relevancia que EEUU otorga a esta zona del mundo, una de las más afectadas por la crisis mundial, y es un signo de la importancia que el nuevo Gobierno de Barack Obama otorga a la alianza con Japón», recalcaba El Mundo.

jueves, 12 de febrero de 2009

Entre la realidad y la historia

Las primeras medidas del nuevo presidente norteamericano se dirigen sobre una tendencia de cambio evidente. Pero, en ocasiones, la línea recta marcada en el horizonte por Barack Obama, ve como queda retorcida y abollada por diversas cuestiones. En las portadas de hoy, Obama es el presidente de la historia, a colación de la conmemoración del bicentenario del nacimiento de Abraham Lincoln. Sin embargo, también es el presidente de la realidad que concierne al mundo entero tras conseguir el apoyo del Parlamento estadounidense —Congreso y Senado— para estimular la economía con 837.000 millones de dólares.
Hace tan sólo una semana, Obama veía curvado su carril de futuro. «La renuncia de dos cargos genera dudas sobre la ética de la era Obama», era el titular que publicaba El País en su primera página de Internacional, el pasado miércoles 4 de febrero. Tras el escándalo del nuevo secretario del Tesoro, Timothy Geithner, y la renuncia del actual gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, se unían las renuncias de Tom Daschle —hombre elegido para dirigir la Secretaría de Salud— y de Nancy Killefer —aspirante al cargo de supervisora de la eficiencia del gasto de la Casa Blanca—, ambos por escándalos ante el impago de impuestos. «Como es evidente, esto de que los responsables políticos se olviden de pagar impuestos despierta una enorme sensibilidad popular, máxime en un momento en el que todas las familias se empobrecen y el Estado se endeuda para acudir al rescate de la economía», detallaba Antonio Caño para El País.
Sin embargo, ante las dudas suscitadas por el nuevo presidente ante elecciones equivocadas para formar su gabinete, la realidad es más fuerte cada día y en eso, los mismos políticos norteamericanos que oscurecen la blanca fachada del Capitolio, también se acogen a su responsabilidad como representantes y olvidan las premisas de partido. Ayer, el Senado aprobaba el plan de estímulo de Obama para salvar la economía. Y al mismo tiempo que 61 senadores a favor y 37 en contra daban su brazo a torcer, impulsando la resurrección de la producción y el consumo para crear empleos por el precio de unos 641.000 millones de euros —el 5,6% del PIB—; Tim Giethner anunciaba los detales de otro plan de intervención de la actividad crediticia que incluye el aumento de hasta el billón de dólares de los principales programas de préstamos de la Reserva Federal. «El plan de Obama es ligeramente superior al plan Marshall de 1947 para reconstruir la Europa de posguerra cuyo coste fue equivalente al 5,4% del PIB estadounidense», informaba El País.
Hoy, cuando los diarios norteamericanos anunciaban el acuerdo de los líderes estadounidenses para apoyar el paquete de medidas para generar empleo, que asciende a casi 790 billones de dólares —como informa The Washington Post—, Obama es por un momento presidente en la historia. «Hoy se cumple el bicentenario del nacimiento del 16º presidente de EE UU que abre las compuertas, sobre todo en su país, a una explosión de lincolnmanía reflejada en centenares de nuevos libros sobre su figura política, su personalidad y sus contradicciones [...] El viento de fronda avivado por Obama, el primer negro en llegar a la Casa Blanca, ha puesto de actualidad la figura de Abraham Lincoln. Barack sería el último eslabón de la cadena iniciada por Lincoln con el decreto de emancipación de los esclavos y, lo que es más importante, con la posterior constitucionalización de su libertad a través de la decimotercera enmienda a la Constitución», interpretaba Francisco G. Basterra para El País.