viernes, 14 de noviembre de 2008

Los retos del mañana

Concluída la primera semana de rigor tras las elecciones presidenciales del pasado 4 de noviembre, la nube de euforia desatada por una elección histórica —fruto del fenómeno del 'cambio' encarnado en Barack Obama— ha dejado caer sus primeras gotas. Tras ocho años de contaminada gestión republicana, capitaneada por George W. Bush, el futuro inquilino de la Casa Blanca empieza a necesitar un paraguas con el que resguardarse de la lluvia ácida de los analistas.
Reunidos varios artículos de opinión de los principales gurús de la prensa española y norteamericana, es evidente una conclusión común: Obama lo tendrá muy difícil para cumplir con las espectativas generadas en una campaña electoral histórica, que ha roto con todos los patrones de la estrategia política. El historiador Henry Kamen, en su artículo El momento histórico de Barack Obama (publicado en la edición impresa de El Mundo del jueves 13 de noviembre), proyecta la visión personal de un habitante norteamericano medio que, a pesar de experimentar la generalizada ilusión por el cambio, acoge con escepticismo la idea de que el 44.º presidente de la democracia nortemericana cumpla con su revolucionario proyecto político e ideológico. «El triunfo de Obama probará que el movimiento a favor de los derechos civiles ya no es relevante en una sociedad moderna. Pronto decepcionará a sus votantes, pero será culpa de ellos si esperan demasiado».
A pesar de que este escepticismo es un patrón común en la mayoría de analistas, muchos confían en una fórmula aceptable para la elección del mejor de los equipos de gobierno. Hoy, la crónica de de Ricard González para El Mundo muestra la disyuntiva a la que se aferra el presidente electo, respecto al modo con el que afrontar el nuevo cargo. Las dos opciones planteadas por Ricard González se apoyan en la experiencia de mandatos anteriores, tomando como referencia a los dos últimos presidentes con más transcencia histórica en el diseño político y socioeconómico de EE UU, Ronald Regan y Bill Clinton. Analistas estadounidenses ven en Regan el modelo de transgresión política a seguir por Obama. «Reagan, desde el primer día de su presidencia, se marcó objetivos ambiciosos, derivados de una ideología conservadora pero que revistió como soluciones de sentido común para resolver los enormes desafíos del país». Por su parte, Clinton es el ejemplo de gestión eficaz y duradera —aseguradora de un segundo mandato— que, sin embargo, acabó con sueños frustados en política social, el mayor de ellos, con su intento de creación de un sistema de sanidad público y universal.
Además de no defraudar a sus votantes con cambios verosímiles en poco tiempo, Obama debe afrontar un contexto económico e internacional muy complejo. Carlos Mendo, en su análisis La prosa y el verso, publicado hoy en El País advierte que tras una victoria electoral apabullante, sustentada en una dialéctica exquisita, el presidente electo tiene ahora la obligación de hacer frente a cuestiones escabrosas, que pueden poner en juego su prefijada imagen de reconstructor del mundo. «En política nacional, sus costosas propuestas, como la implantación de una sanidad quasi universal, chocan con un muro casi infranqueable: la realidad de un déficit presupuestario que este año alcanzará el medio billón de dólares. [...] En política exterior, el panorama no es tampoco precisamente alentador. Estados Unidos se enfrenta a dos guerras calientes, Irak y Afganistán y a una nueva amenaza de guerra fría por la nueva actitud beligerante de Rusia».
Tales retos están poniendo en tela de juicio, con tan sólo 10 días de transición, la capacidad del futuro presidente para capitanear un país sin morir políticamente en el intento. Para Lluís Bassets (en su artículo ¿Y ahora qué?), todo depende de los equipos que acompañan y acompañarán a Obama en sus primeras etapas como primer mandatario de EE UU. «Obama tiene a un equipo trabajando desde hace siete meses en las 200 primeras medidas para destejer la tela de araña de Bush antes de que esta difícil transición toque a su fin».
Aún está todo por ver. Lo único que existen son valiosas y argumentadas especulaciones. Gestos que cada día aparecen reflejados en la prensa: Obama se reunirá el lunes con John McCain, buscando colaboración de un antiguo adversario. Antes lo hará con Hillary Clinton, quizá para pedirle que sea su nueva secretaria de estado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo. Se nota que has estudiado y analizado bien a los principales de la prensa nacional. Como escribes bien, la extensión, un tanto larga, no cansa. Pero, ojo, trata de sintetizar un poco más.

Daniel Gonzálvez dijo...

Coincido con Miguel, un poco largo pero como tienes talento para la escritura se hace ameno. Me gustan los enlaces. Sigue así. Un saludo.