jueves, 27 de noviembre de 2008

Inesperado y necesario rumbo al centro

Ha sido una semana importante en el despacho de Chicago del presidente electo de EE UU. «Obama se mueve deprisa», titulaba El País en su editorial de la edición de este miércoles 26. En tres ruedas de prensa consecutivas, en las que ha ido juntando las piezas del puzle presidencial –con la presentación del que será su gabinete económico–, y, a su vez, lanzando constantemente mensajes de tranqulidad a una ciudadanía pendiente de un bolsillo agujereado y un buzón lleno de facturas; Obama ha demostrado su voluntad de aprovechar esta transición como parte de los cien primeros días de Presidencia. Tras conocerse los primeros nombramientos oficiales y algunos extraoficiales, parece evidente que Obama no iniciará su mandato dando los primeros pasos del cambio. La voluntad del presidente electo es clara: hacer frente a una crisis convertida en recesión económica, con el esfuerzo de un equipo situado en el centro ideológico estadounidense. Para ello, además de cumplir con su promesa de integrar a varios republicanos en cargos gubernamentales, ha escogido por apoyarse de figuras políticas del entorno del ex presidente Bill Clinton. «Obama ha acertado en la selección de su equipo económico de corte clintoniano», opinaba El País en su editorial. Sin embargo, esa cohesión aparente del nuevo equipo económico es más difusa en el caso de la acción exterior.
La probable elección de Hillary Clinton como nueva secretaria de Estado y por lo tanto obligada recontructora de la imagen de Estados Unidos en todo el mundo, es para los analistas una arriesgada manera de hacer gala de «las buenas enseñanzas de su héroe Lincoln sobre la integración de rivales» (El País). Como señalaba Rafael Navarro-Valls en su columna de El Mundo del martes 26, «los expertos dudan si ello es un acto de sabiduría o un patinazo que puede costarle caro a la larga». Para este catedrático experto en la Presidencia de EE UU, «la elección de Obama es una opción arriesgada, pero razonable. [...] No se puede andar con florituras nombrando a gente sin experiencia». El riesgo radica en un posible descontrol del afán de protagonismo de los Clinton –marido y mujer– cuando la marea de las elecciones retome a la calma. Los columnistas estadounidenses no descartan que Hillary haya borrado de su lista de ambiciones la Presidencia del país, ni que Bill vaya a pasar desapercibido cuando su esposa sea secretaria de Estado. Incluso, existe la duda de que el matrimonio ya haya movido algunos hilos en la elección del resto de imporantes cargos de gobierno. «El presidente electo ha optado por un equipo tan de centro que podría haber sido elegido por el porpio Bill Clinton. [...] Ante el nuevo Gabinete surge una duda: ¿será capaz Obama de controlar a sus asesores?», señalaba Pablo Pardo hoy en la edición impresa de El Mundo.
Por otro lado, también existen otros riesgos asumidos por el presidente electo, presentes desde el mismo día que ganó las elecciones, como el descontento del ala izquierda del país ante un incumplimiento de las expectativas adoptadas en la campaña electoral. Lo cierto es que la organización de su equipo para una primera etapa como presidente pone de relieve que la revolución propuesta no podrá consumarse en un contexto de declive económico.
De momento, ya se ha puesto manos a la obra para el primer objetivo. A pesar de la transición política, un país en crisis no puede esperar. Y menos, como opina Lluís Bassets, «con un actual Gobierno exhausto, desautorizado ante la opinión pública por los resultados electorales, lastrado por un balance que no tiene salvación alguna –por más que se esfuercen los escasos amigos que le quedan, como José María Aznar– y atado de pies y manos durante sus últimos días en la Casa Blanca».

2 comentarios:

Yo no soy Paul Avery dijo...

No sé hasta que punto es bueno la elección de Clinton. Se supone que la secretaria del Estado y el presidente deben estar de acuerdo...o parecerlo.

Y para empezar vemos a un Obama demasiado centrista, ¿no?

Daniel Gonzálvez dijo...

Me ha gustado mucho lo de necesario. Dejando a un lado la elección de los miembros de su gabinete, creo que el presidente hace muy bien aclarando de antemano su postura ideológica. No debería ruborizarse la izquierda porque algunas de sus decisiones sean centristas. Es justo y necesario para la buena convivencia del país.