lunes, 19 de enero de 2009

La toma de posesión: día menos uno

«El new deal que se necesita para salir de la actual depresión, pareja a la del 29, ya no podría formalizarlo hoy un líder como Roosevelt, perteneciente a la más acendrarda aristocracia de pata blanca, sino un político que por su pelaje en cierto modo pertenece al mundo entero, ya que esta catástrofe tiene pinta de ser planetaria». Estas palabras extraídas del reportaje "El enviado", escrito por Manuel Vicent y publicado en El País Semanal de ayer, resumen de alguna forma cómo la entrada de un nuevo presidente en la Casa Blanca afecta a todos los ciudadanos de este planeta en un contexto en el que el declive de la economía —convertida en tema principal de muchas vidas— sigue encaminándose hacia un desastre mayor, también llamado depresión. Hoy, así como en toda esta semana, Barack Obama es protagonista por ocupar un cargo en el que muchos personajes políticos han hecho historia, por el simple —en realidad, bastente complejo— hecho de hacerlo en un país que desde hace unos siglos marca la agenda-setting de la publicación de los grandes acontencimientos históricos. En la madrugada de ayer, millones de personas se congregaban en el monumento en memoria de Abraham Lincoln, para disfrutar en vivo de un concierto cargado de alegría y exuberancia patriótica y escuchar el esperado discurso de un presidente empujado al éxito por su oratoria. Como sostiene Fernando Sahagún, «el arma más eficaz para movilizar al país y al mundo tras él es su palabra». Con ella, ha conseguido convercer a millones de ciudadanos de que hay una esperanza, y sobre todo, unos Estados Unidos mejores. The New York Times describe al nuevo presidente nortemericano como un presidente "de libro", no sólo por su aparente capacidad para gestionar un país, sino porque es un gran aficionado a la lectura. Gracias a ella, «no sólo ha adoptado una extraordinaria habilidad para para comunicar sus ideas a millones de amercianos, mientras contextualiza con complejas ideas sobre la raza o la religión, también muestra de alguna manera cómo es él y su comprensión sobre el mundo». De todos modos, también es preciso vincular el éxito de su faceta oratoria a la redacción de sus discursos. En ello, tiene mucho que ver un joven escritor Jon Favreau, quien ha redactado la mayor parte de las memorables intervenciones públicas de Obama. Ayer, en la piedra donde Martin Luther King pronunció su 'Sueño', Favreau volvió a cumplir con su trabajo a través de un discurso en el que se llamó a los norteamericanos a renovar el país, disponiendo para ello, incluso de una dirección web (USAservice.org).
Mañana comienza un nuevo tiempo. Todo el mundo está seguro de ello. Sin embargo, quizá las altas expectativas enfanguen demasiado la gestión del nuevo presidente cuando la problemática de los asuntos a tratar escape de sus manos. Manuel Vicent escribe: «Al presidente electo le espera un planeta destrozado, y a su país no le van a salvar ni salmos ni plegarias. Pero en el fondo del incosnciente colectivo hay algo espiritual e imbatible que Barack Obama ha despertado».


Gráficos de interés: La toma de posesión del presidente de EE UU (El País), La composición de Gobierno (El Mundo).

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